Llamar al idioma español «castellano» es una manipulación del lenguaje, y siempre que se manipula el lenguaje, la intención es manipular la mente, en este caso, con una clara intención sociopolítica al servicio de los separatismos locales. El objetivo de llamarlo «castellano» tiene un doble efecto maléfico: Quitarle importancia y hacerlo ver como un idioma extranjero en las regiones separatistas.
- Quitarle importancia: «Castellano» significa «perteneciente o relativo a Castilla». Al llamarlo castellano, introducen en la mente la idea de que es un idioma regional. Al reducir el ámbito geográfico del idioma, le reducen también mentalmente su importancia, bajándolo de la categoría real que le pertenece, que es ser el idioma de toda España (en realidad, de muchos más países) a un idioma regional más, como el gallego, el vascuence o el catalán. Como efecto secundario, al reducir la importancia mental del español, los idiomas regionales consiguen equipararse con el idioma español inmerecidamente.
- Oposición idiomática: El segundo efecto de reducir el idioma español a la categoría de idioma regional es establecer una contraposición entre idiomas regionales. Así, según la propaganda separatista y del régimen (que es la misma), el castellano pertenece a Castilla, mientras que el catalán pertenece a Cataluña, el vascuence a Vasconia, y el gallego a Galicia. Esta correlación de idiomas con regiones implica asignar al español la categoría de idioma forastero, invasor (a esto se une la tergiversación en la enseñanza de la Historia), y por lo tanto, estimula su rechazo por la población de las regiones sobre las que se aplica la propaganda.
Por eso también, el régimen fomentador de la división de España está introduciendo la idea de la existencia de otros idiomas locales, como el «andaluz», (que no es más que una jerga de paletos malhablados), o el «asturiano» (bable), como si acaso lo usaran todos los asturianos, siendo en realidad un idioma fragmentado semiolvidado y sin vocabulario para ser usado en la época moderna. El objetivo es reforzar la idea de que cada región tiene su idioma y que el español es solamente un idioma regional más forastero a todas las regiones excepto la castellana. Por supuesto, con el borreguismo que hay en España estas falsedades calan hondo.
La estrategia de quitar importancia al español se basa en confundir con toda la mala intención, el ámbito geográfico del origen del idioma hace siglos con el ámbito geográfico y su importancia real actual. Por eso combatir el uso de la palabra «castellano» usando la palabra «español» sirve para borrar esa confusión malintencionada, asignándole a los idiomas locales no sólo el ámbito geográfico de origen sino su extensión real actual, que es lo importante, asignándole al español su extensión real: España, no solamente Castilla.
Pero es que además el español no es castellano por otro motivo muy importante: Porque no es un idioma sólo de Castilla. Es un idioma de toda España, que ha evolucionado con el uso que han hecho sus hablantes, no con el uso que han hecho solamente los castellanos.
Por ejemplo, los catalanes, debido a su proximidad con Francia, han introducido en el español galicismos (palabras del francés), como por ejemplo la palabra «garaje», que ahora usamos todos, no sólo los catalanes que hablan español. También hay palabras introducidas por los hablantes de América. Por lo tanto, al ser un idioma formado y evolucionado por el uso que han hecho sus hablantes, le pertenece a esos hablantes, incluyendo a los catalanes, a los americanos, etc. Cuando se intenta hacerlo ver como un idioma extranjero, se le está quitando también a sus hablantes, como los catalanes, una posesión suya, la de un idioma al que han contribuído a formar tal y como es hoy, muy distinto de como era en su origen hace siglos.
Me gustaría hacer una puntualización sobre la distinción que haces entre idioma e idioma regional. Asumes que los idiomas son de primera y de segunda clase, supongo que tambien los habrá de tercera y aun de cuarta. El castellano porque su origen fue en Castilla, y no en toda la Castilla de ahora sino en la Castilla primigenia cuando ni siquiera Burgos era la capital por no estar todavía segura en manos de los cristianos sino Amaya. El castellano primigenio no era más que una de las formas del latín vulgar que se estaban fraguando por el declive del mundo cultural romano del medievo en medio de tiempos muy difíciles. Todas las lenguas romance se fraguaron de esta forma y todas son lenguas en el sentido lingüístico por su sistema gramatical y estructura fónica propia. En sentido lingüístico las lenguas se clasifican así y no hay de primera, de segunda, de tercera o regionales porque no es como la liga de fútbol. Tampoco los escarabajos se clasifican en especies de primera, de segunda o de tercera regional. Claro esta que tambien los escarabajos, las plantas y el resto de especies tambien pueden clasificarse según su difisión pero en principio tanto las lenguas como los seres vivos se clasifican según su origen y el castellano es lo mismo en eso que los otros idiomas romances o neolatinos que hay o han habido aunque tengan solo unos pocos miles de hablantes en un espacio muy pequeño y de un uso absolutamente reservado a funciones domésticas y de la vida diaria. Para la clasificación como idioma esto no tiene importancia porque cada uno de ellos es capaz de expresar con consistencia las necesidades de una comunidad de hablantes, no es algo degenerado, ni degradado o poco evolucionado o primitivo. Todo eso es una visión socio-política no lingüística porque una comunidad rural que habla español en México es funcionalmente similar a una comunidad rural que habla el bable en Asturias.
Pero una lengua no es solo eso, el origen. Es tambien una historia viva de sus hablantes y la función que tiene. El castellano se convierte en español por ese motivo, cuando asume una proyección internacional que no solo va más alla de aquel casi insignificante condado original en donde se formo y adquirió algunas de sus características más definitorias sino que tambien trasciende el ámbito de un Estado-Nación de la Europa Occidental que se llama España.
Spanish, español tal como suena, es como llama en los Estados Unidos y Canadá los hablantes de lengua inglesa a todos los que nosotros llamamos hispanos. Español es pasar de un territorio a ser un fenómeno global, español es oír una noticia en una emisora de TV o de radio de cualquier país en donde se habla y entenderlo pese a las diferencias. Español es comprar el último libro de Vargas Llosa y entenderlo a pesar de que nació y ha vivido en la otra parte del mundo. Pocas lenguas han llegado e eso y el español, el castellano es una de ellas.
Posiblemente la mayoría de las lenguas que existen sean regionales, todo esta en saber de que regionalismo estamos hablando.
Pues sí es como la liga de fútbol, en la que unos equipos han crecido más y otros menos, estando los más importantes en Primera División y los demás en divisiones inferiores. Estás confundiendo importancia con respetabilidad. Los idiomas, como los equipos de fútbol, son (a priori) todos respetables, pero unos más importantes que otros.
El criterio de clasificar a los idiomas según su origen es peor que el de clasificarlos según su extensión geográfica y cantidad de hablantes, porque la extensión geográfica y cantidad de hablantes es lo que determina su importancia real y lo que son en realidad, mientras que su origen no tiene importancia.
Por eso, en este artículo explico la intención de la propaganda de reducir la importancia del idioma español llamándolo castellano para equipararlo con idiomas locales para que parezca que es un idioma forastero a dichas regiones y favorecer el separatismo.
Cito y critico el texto de Juan Carlos Soriano:
1. «Todas las lenguas romance se fraguaron de esta forma y todas son lenguas en el sentido lingüístico por su sistema gramatical y estructura fónica propia.»
Nadie ha dicho que no sean lenguas. Aquí se habla de jerarquías. El primer sofisma del pensamiento progre consiste en establecer reglas de juego igualitarias para que las obvias diferencias (estructurales o funcionales) pasen a segundo plano.
2. «Para la clasificación como idioma esto [la difusión] no tiene importancia porque cada uno de ellos es capaz de expresar con consistencia las necesidades de una comunidad de hablantes…»
Que es lo mismo que decir que entre un carromato del siglo XVI y un Mercedes Benz del año no hay diferencias relevantes porque ambos vehículos fueron diseñados para satisfacer lo mejor posible las necesidades de sus usuarios. O creer que la aplicación animista y empírica de unas hierbitas tropicales da lo mismo que una vacuna desarrollada experimentalmente en laboratorio durante años de investigación rigurosa… ¡porque las dos son prácticas curativas! Se ilustra así la objeción a la cita 1.
3. «…una comunidad rural que habla español en México es funcionalmente similar a una comunidad rural que habla el bable en Asturias.»
He aquí la antropología-ficción del pensamiento progre. La abstracción es una excelente herramienta para el conocimiento, pero su empleo falaz dicta sandeces como la citada. El naciente italiano del siglo XIV era un idioma regional sin mayor relevancia, hasta que gente como Dante y Petrarca le confirieron dignidad y excelencia. Con esto no quiero decir que la gente empezó a conversar en italiano gracias a Dante y Petrarca, sino que la valía de un grupo humano -y por lo tanto la valía de sus herramientas culturales- debe mucho a la fuerza del genio individual nacido en su seno. Un genio que además de pulir el lenguaje, crea los medios físicos -producto de la correcta indagación de la naturaleza (otra muestra de genio)- para que su cultura trascienda límites geográficos y demográficos. Mas en algún momento los descendientes de los genios llegan a sentir una comprensible conmiseración por los pueblitos y comunidades menos favorecidos por la marea de la historia, pero también una incomprensible necesidad de rebajar su propia herencia al nivel de la de los «pobrecitos».
Si todo es «funcionalmente equivalente» a todo, ¿por qué no nos mudamos a confortables y baratas cabañas de barro y tejado de excremento de vaca moldeado con orines, como las que usan algunas tribus africanas?
4. «Pero una lengua no es solo eso, el origen. Es tambien una historia viva de sus hablantes y la función que tiene. El castellano se convierte en español por ese motivo, cuando asume una proyección internacional…»
Proyección que se hubiera quedado en el papel o en la intención de no ser por la voluntad de mucha gente determinada a sobresalir o a adoptar la salida más juiciosa y conveniente al ideal nacional y étnico. Como sea, esa sola trascendencia desautoriza el uso de «castellano» para referirse al español.
Finalmente, claro que hay idiomas de tercera y cuarta: son aquellos que por razones históricas y sociales han quedado relegados al ámbito de gentes empobrecidas y embrutecidas, incapaces de modernizar sus idiomas mediante la asimilación y los préstamos dinámicos. El español se originó no solamente de una lengua ya sin árbitros, sino de una herencia cultural muy vasta, y siempre tuvo vecinos de herencia igualmente rica -casi todos ellos derivados del mismo tronco etnolingüístico-. Eso no pasa, por ejemplo, con el quechua o el navajo, cuyo aislamiento cultural es mucho mayor que el del galés, el finés, el asturiano o el vascuence. Son lenguas con ribetes de belleza, sin duda, pero sin un sustrato documental y cultural que les garantice un futuro fértil. Y esto no es mera consideración lingüística…
Saludos.
P.D. De la mano de la regionalización separatista va la satanización de la prescripción lingüística. Sin duda la mente humana es más rápida, profunda y amplia que cualquier idioma -de allí la necesidad de metáforas y el enriquecimiento que significa la existencia de varios idiomas en el mundo-, pero favorecer la dispersión lingüística en nombre de una ideología política de resentidos (el humanismo progre) me parece un crimen contra la herencia y la identidad.
Hace poco, en el diario «Clarín» de Buenos Aires entrevistaron a un catedrático español. Esto no tendría nada de particular si no fuera por que lo presentaban como de «nacionalidad: catalana». Que yo sepa, Cataluña no es un país, ya que no cumple con los requisitos básicos para ser reconocido como formación estatal independiente (es decir, entre otras cosas, el reconocimiento como tal por parte de otros Estados). ¿Cómo es posible que dentro del periodismo «serio» se cometan semejantes barrabasadas? La nacionalidad de este buen señor, y mientras las cosas estén en su estado actual es española, ya que hasta hoy, Cataluña es sólo una región dentro de España y no puede ser considerada «nacionalidad».
Aquí está la nota: http://www.clarin.com/zona/Union-Europea-cuerdas-fortalece-muere_0_287971355.html
«Señas particulares: Nacionalidad: catalán» dice al final de la nota.
Otra prueba que confirma que el catalanismo es el gobernador del sionismo en España. Por eso fuera de España siguen recibiendo apoyo. Por eso los medios de manipulación le besan tanto el culo a su equipo de fútbol, el FC Farsalona, a pesar de haber hecho homenajes a terroristas en su estadio, y tantas otras golferías. Etc.
Existen costumbres editoriales que no sé si achacar a la mendacidad declarada o a un interés torvo y agazapado. Me refiero ahora mismo a la manía de los editores franceses de colocar en sus publicaciones de autores hispanoamericanos los avisos «traducido del peruano», «traducido del argentino», «traducido del cubano», según corresponda.
Y yo, peruano, siempre creí hablar y escribir español (aunque confiero que alguna vez y por largo tiempo caí en la trampa del «castellano»).
¿Alguien sabría explicármelo, si hay tal explicación?
Debe ser porque han encontrado que en esas obras había expresiones locales que no pertenecen al español internacional, y por eso concretan tanto. Pensando mal, ya que se trata de franceses, una intención de quitarle al español su categoría internacional, pero no creo que sea eso.
¿Y quién osa llamar «reinounidense de la Gran Bretaña» al inglés? Por favor, seamos un poco más serios y no busquemos los tres pies al gato, que tiene cuatro. Tanto da decir «lengua castellana» como decir «lengua española».
Allende nuestras fronteras, en los países con idioma distinto al nuestro, es preferentemente conocido como «español», claro está. Pero en el contexto propio del idioma por todos es sabido que cualquiera de los dos nombres vale.
La polémica es fútil.
Además, los nombres se suelen usar según contexto, por ejemplo, a usted no creo que en su casa le llamen por su apellido, pero no por eso va a prescindir de él.
Por otra parte, los nombres van y vienen, sinó pregúntele al egregio Gonzalo de Berceo en qué diantre de idioma hablaba. «En román paladino»sería su respuesta.
Alégrese, pues, gentilhombre, por saber que esta lengua es de nobleza tal que goza de varios nombres y de que aún la identifiquemos por su Reino de origen (cosa que comparte con otras importantes lenguas europeas como el inglés, el francés, el danés, el sueco o el ruso).
La prosapia del español no es problema, Damián. En contextos bienintencionados decir «lengua castellana» es tan válido como decir «lengua española». En América llamar «castellano» al español suele carecer de las connotaciones politiqueras que en España.
Pero hay quienes pretenden PROSCRIBIR el uso de «español». De eso va la entrada de Qbit.
«Seamos más serios y no busquemos los pies al gato, blablabla».
Antes de acusarme de no ser serio y de buscar pies al gato, hay que argumentar porqué y porqué no tengo razón en lo que digo en la entrada. Eso sí que es fútil. Ni un argumento contra los argumentos de la entrada. Todo es echar balones fuera.
Ya sé que las sutilezas de la propaganda y manipulación del régimen son demasiado difíciles de captar para muchos y por eso me espero las típicas resistencias a aceptarlas. Por eso es más importante escribir de ello que de obviedades.
Hay que ver qué genio se gasta el señorito. Vamos, que usted saca punta hasta a un puré de patata. Apuesto que también es capaz de criticar políticamente el intolerable hecho de que en determinados establecimientos se vendan mezcladas aceitunas negras con aceitunas verdes. Desde aquí se lo propongo, que quien no encuentra temas es porque no los busca.
Mal genio el suyo, que ha venido a acusarme de no ser serio y de bucar tres pies al gato sin argumentar nada. Ahora ha redondeado su actuación con burlitas y recochineos con las aceitunas.
Yo saco punta a lo que lo tiene, porque yo no me dejo manipular, ni groseramente ni sutilmente.
Ooops, pues hay una errata en la Constitución Española, artículo 3º:
«El castellano es la lengua española oficial del Estado.»
Jesús: ¿acaso tomas a la constitución esa (o a sus promotores y/o actuales valedores) como una fuente válida y ‘sana’ de……… cualquier cosa válida y sana?
La Constitución está, en efecto, impregnada también de esa manipulación del lenguaje, y no es de extrañar, siendo el pistoletazo de salida legal a la permisividad hacia los separatismos.
La constitución así lo expresa (en mi opinión, acertadamente) porque de lo contrario el resto de lenguas que se hablan en España no se considerarían españolas. Y eso sí que fomentaría sentimientos de exclusión.
Mentira. ¿Por qué no se considerarían el resto de idiomas españoles? ¿Tú entiendes el concepto de subconjunto?. Es precisamente porque tienes la mentalidad que critico, la de reducir el español a idioma regional castellano por lo que dices eso. Pero eso ya lo he criticado y lo he explicado en el texto. Léelo y lo verás.
Porque si dices que el español (refiriéndote al castellano) es la lengua de España, estas diciendo que el catalán/euskera/… no son lenguas de España.
Yo no pretendo reducir el castellano a un idioma regional, cuando es el idioma que hablamos más de 300 millones de personas en el mundo. Pero la realidad cultural de España es más amplia. Y sí, me parece acertado que en la constitución quepamos todos: tanto los que solo hablamos castellano como los que viven en otra (cualquiera que sea) de las lenguas españolas.
Si digo que el español es el idioma de España, no digo que idiomas de subconjuntos de España no sean de España, pues son de subconjuntos de España, y por lo tanto, de España. Andas muy mal de lógica.
¿En Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Jamaica, etc., hablan inglés, «británico» o «reinounidense»? El mismo cuento para el castellano. No es cuestión de separatismos ni odio anti-español, sino de llamar a las cosas por su nombre.
Y su nombre es español por los motivos que he explicado, y los que lo quieren llamar castellano es por motivos sociopolíticos.
Ese ejemplo del inglés es la única excepción y se llama así por motivos históricos (otro argumento más en favor del español). Al idioma principal que no único de Francia se le llama francés, se hable en Francia o en Camerún, y lo mismo con los de otros países.
Creo que una causa adicional de la no utilización de la palabra español para referirse a nuestro idioma (además de las que nombras de quitarle importancia y de hacer oposición idiomática), está en algo tan primario como la repugnancia que a ciertos individuos repugnantes, estos sí, les causa la mera mención de lo español.
Me recuerda a la costumbre entre tantos líderes miserables del PSOE de no decir nunca, o casi nunca, España sino «estepaís».
León Riente, me disculpo si mi comentario (soy el mismo «Anónimo» anterior) se interpretó como desprecio a España. Estoy orgulloso de mi herencia racial y cultural hispánica (soy un uruguayo eurodescendiente), y de ninguna forma aliento o apoyo el odio anti-español que impera en ciertos círculos del país (todo lo contrario).
Qbit, no había razonado la cuestión desde ese punto de vista.
Saludos para ambos.
Anónimo, el comentario anterior hace referencia sobre todo a la repugnancia que a algunos españoles parece producirles la palabra español y España que, como digo arriba, llegan a sustituir por el vocablo «estepaís». Sería un asunto y un matiz el que señalo interno a España. Comprendo que el argumento pueda ser casi inverosímil al principio para un uruguayo, porque creo que allí no hay uruguayos que odien a su patria, al menos no tanto como hay en España españoles que odian o sienten repugnancia por su patria.
Me consta que en Uruguay hay mucha gente que está orgullosa de descender de españoles y de otros europeos. Saludos cordiales.
Bueno, espero que lo del «andaluz» no lo digas por todos los andaluces, puesto que aquí la gente sabe hablar y expresarse muy correctamente con la diferencia de que tenemos un acento y unas características fonéticas diferenciales(la aspiración de la «s» plural y entre vocales es algo que se da en mas sitios, no sólo en Andalucía). Es cierto que tenemos nuestras expresiones locales pero yo no las pondría a la altura de «dialecto» como muchos idiotas pedantes quieren hacer creer(de hecho es una idiotez, porque no existe tal cosa como el «Andaluz»). Es cierto que en ciertos pueblos y cierta clase de gente, como gitanos, «canis» y demás hablan de manera maleducada y se puede decir que su forma de hablar es proporcional a su bruticie e incultura. A mí personalmente no me gustan ciertos acentos de algunas partes de Andalucía, como el de Sevilla. Luego es verdad que es una región en que no se puede generalizar puesto que cada ciudad tiene su propio acento, siendo la aspiración de la s, como he dicho antes, la única característica común a todas.