Posted in Educación, tagged burbuja, universidad on jueves, 3 noviembre 2011|
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La burbuja universitaria en España ha ido pareja a otras burbujas, como la inmobiliaria. De hecho, el origen de la burbuja universitaria se remonta a la misma época que el origen de la burbuja inmobiliaria: el PSOE de Felipe González. La única diferencia es que la burbuja inmobiliaria tuvo una pausa y fue relanzada por el PP de Aznar y continuada por el PSOE de Zapatero, mientras que la burbuja universitaria no ha tenido pausa.
La burbuja universitaria española se caracteriza por tres cualidades o enfermedades principales:
1. Masificación.
La democracia se basa en el igualitarismo, esto es, en el predominio de la cantidad sobre la calidad. En concreto, de la cantidad de votos. Esta mentalidad permea todos los ámbitos sociales, y así, con la llegada de la democracia, la universidad pública empezó a sufrir una fuerte presión contraria a la jerarquización social, una fuerte presión democrática e igualitaria, para que abriera sus puertas al pueblo.
Hay dos clases de gente a considerar en este fenómeno: La población y el poder:
- Para la población, la universidad era una institución prestigiosa y elitista de la cual salían individuos que pasaban a ocupar los mejores puestos laborales y sociales. Una institución asociada con la clase social alta. La plebe veía en la universidad prestigio y dinero. Era un espacio a conquistar, no por el anhelo de aprender y de culturizarse, sino por motivos socioeconómicos y sociopolíticos.
- Y así los políticos de la democracia progresista (ambas cosas son inseparables) ofrecieron a los miembros de la plebe el anhelo de ser universitarios para «conquistar» ese nuevo «logro social» de equiparación con los «privilegiados» universitarios. Fue populismo para ganarse el favor del pueblo en los inicios de la democracia tras el franquismo, igual que fue populismo otras medidas tomadas en esa época, como la relajación de la moral (divorcio, aborto, porno).
De esta manera, se acabó el elitismo universitario de la época franquista, y las universidades públicas se fueron masificando cada vez más. El resultado fue desastroso, porque la universidad no es algo para todos, (eso es la educación general básica), sino sólo para los mejores, que por definición son solamente una minoría de la población, la minoría de gente más inteligente y con más ganas de aprender. El resto ni tiene inteligencia ni quiere aprender. Quieren diversión, dinero, posición social, o lo que sea antes que cultura, y por lo tanto sobran. Deben ocupar el puesto que se merecen, les guste o no. Pero claro, eso no es igualitario ni por lo tanto, democrático. (más…)
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